lunes, 8 de marzo de 2010

Heroína, poema de un muerto a su madre.


Que podemos decir de una madre.

Cuando ha sufrido tanto.

Cuando tanto la hemos hecho sufrir

Madre, amiga y cómplice.

Mujer por naturaleza y madre por derecho.

Al nacer ya te otorgan un don y lo tienes mientras vives.

Cuando das a luz a tu hijo, nunca pides nada a cambio.

En cambio para yo nacer, te tengo que hacer sufrir.

Sufres para verme nacer y vivo para hacerte sufrir.

A veces en mis delirios, te odio y te amo a la vez.

Maldito mono y no eres un animal, sino un síndrome.

Maldita mi existencia.

Maldita tú, blanca muerte.

Con tus picores, lo único que consigues es que te odie y ame a la vez.

Madre, eso tu nunca me lo enseñaste.

Amar a ese veneno.

Como si de una madre se tratase.

Muerto en vida, por esa blanca muerte.

Ni en mis peores pesadillas te llame tanto, madre.

Son estos dolores, fiebre y temblores, los que me tienen loco.

Loco por no poder darte el amor que me entregaste.

Que con tanta rabia estoy sufriendo, a veces cuando soy consciente.

Cuando ese veneno me deja ver.

Ver el camino que tú me marcaste, que nunca seguí.

En cambio mira el sendero que estoy dejando.

Lleno de odio, de sangre, de muerte, de caras sin rostro.

Por eso yo me pregunto madre.

Podrás perdonar lo que ya has perdonado.

Por mil vidas que yo viviese, jamás me perdonaría.

Jamás perdonaría el daño que te he hecho madre.

Cuando veo tú cara, cando bienes a verme.

Intento imaginar lo que ves, lo que queda de tu hijo.

Se que lo que ves, solo es amor y miedo.

Ya estoy consumido ya estoy muerto.

Perdona madre, que sufriste dos veces.

Con mi vida y con mi muerte.

Firmado: oswen

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