Era se una vez, hace
mucho tiempo, un niño que dejo de creer en la navidad.
El niño se llamaba
Jon, era de un pueblo muy pequeño al norte de España.
Jon le decía a sus
amigos que la navidad era un invento de la gente apoderada, porque la gente
pobre como el, si no podían comprar los regalos nadie se los traería.
Jon estaba muy
desilusionado porque después de tantas cartas escritas y ninguna respuesta, ni
regalo recibido ya no tenía ese espíritu.
Jon a pesar de ser
un niño de tan solo diez años era un niño muy inteligente, era el mayor de tres
y el único barón.
Jon con sus
hermanas era diferente, solo con sus amigos demostraba esa desilusión, a sus hermanas,
siempre les decía que las navidades eran especiales y que cuando todos cenaban
juntos, ese era el regalo más importante, poder cenar todos alrededor de la
mesa y sentir el calor del brasero entre risas, aunque solo fuesen unos días al
año todos juntos.
Ese año Jon se dio
cuenta que sus hermanas ya eran conscientes de él significado de la navidad y a
pesar de ser ante sus amigos un niño que no creía en la navidad, preparo para
esas navidades con sus propias manos dos regalos, pues él era de una familia
muy humilde y no podía comprarlos.
Jon durante el
verano fue recogiendo del bosque diferentes trozos de maderas gruesas y
tallando dos muñecas de madera
¡Preciosas!
Con trozos de manteles
viejos, les hizo unos sencillos vestidos y con diferentes hilos de lana, les hizo
el pelo.
Tardo casi hasta el
invierno en terminar su trabajo, pero contento porque le quedaron preciosas.
Jon lo guardo todo
en una pequeña cueva que había cerca de casa y donde él sabía que sus hermanas
eran demasiado pequeñas para poder encontrarlas.
El no lo sabía,
pero su madre era consciente del trabajo que había realizado todo el verano y
hasta finales del otoño principios del invierno.
Ese año el padre
de Jon, que era un leñador, tendría que retrasar su llegada casi hasta noche
buena. Jon estaba un poco triste pero su madre, lo consolaba diciéndole que era
mejor pues ese año traería más dinero a casa.
Era la tarde de
noche buena y el padre de Jon apareció fumando en su vieja pipa y con su gran
petate al hombro.
Jon estaba apartando
la nieve de la entrada con una pequeña pala y salió corriendo a los brazos
de su padre gritando
¡Madre, sal que
aquí está ya padre!
La madre salió y los
tres entraron en casa contentos, mientras sus hermanas corrían al rededor del
padre cantando y sonriendo. El padre de Jon estaba muy feliz por estar de
vuelta en casa y empezó junto con la madre a preparar esa noche tan importante,
noche buena.
La madre de Jon
tenía todo preparado y mientras su padre sacaba unas ascuas del fuego para
ponerlas en el brasero, Jon salió de casa para ir a buscar los regalos a la
cueva. Por la ventana y abrazados, miraban los padres de Jon, como se alejaba
de casa, mientras le contaba a su marido el trabajo que estaba haciendo para
darles el regalo a sus hermanas.
El padre se reía y
a la vez se le caía una lágrima al darse cuenta que su pequeño Jon era ya un
hombre cito.
Cuando Jon, esta
saliendo de la cueva, escucha la voz de un hombre mayor,
¡Jon, mira hacia
arriba!
Jon no era un niño que
se asustase, pero se sorprendió al mirar y ver bajando entre la niebla y la
poca claridad entre los árboles, un hombre mayor, un anciano con una mirada de
una bondad, impresionante. Jon le pregunta
¿Quién eres?
El le responde, soy el
que hace muchos años que te observa, que escucha como delante de tus amigos
dices una cosa, pero luego con tus hermanas dices otra. Soy el representan te
de la navidad, del espíritu y de la bondad.
Tú querido Jon, a
pesar de ser un niño tan pequeño, pues solo tienes diez años. Sabes cuales el
verdadero espíritu de la navidad. Sabes que es el sacrificio y el trabajo el
que compensa.
Sabes que hay
regalos que compra el dinero. Pero el que tu preparas para tus hermanas es el
más importante. Esta construido con tu esfuerzo y con todo tu amor, ese regalo
no te lo puedo traer yo.
Yo te traigo el
sentimiento de la navidad como tú lo describes, que es poder estar todos los
seres queridos juntos y poder celebrar una cena juntos y en paz.
Hoy soy yo quien
viene a recoger mi regalo; Jon se queda perplejo y le dice yo no te prepare
ningún regalo, si Jon tu sin saberlo preparaste dos regalos y el tercero eres tú,
¡Yo! porque.
Porque le
demostraste al mundo que no hace falta dinero cuando existe el amor, que la
cantidad de regalos no es sinónimo de que en tu casa se leen bien tu carta. Que
el regalo más importante es el amor, hoy yo vengo a llenar este saco de amor
que tu me das y lo voy a repartir por el mundo, esos son mis regalos, entiendes
Jon.
Si, lo entiendo y
comprendo, hoy cenaremos todos juntos y ese es un hermoso regalo, lo que les
construí a mis hermanas es un presente de mi amor hacia ellas.
Muchas gracias señor,
que reparta hoy todo el amor que necesita el mundo.
Jon fue a la casa
y ceno con su familia en paz y armonía.
Cada uno que saque su
moraleja.
Firmado: oswen