Un alto en el camino,
para observar tu mirada.
Unos minutos,
en silencio,
casi sin respirar.
Para no perderme
ni un instante de ti.
Te miro,
te observo.
Conozco cada curva,
cada mínimo detalle.
Para volver,
regresar y no olvidar
de donde provengo.
Es cierto, querida vieja.
Por aquí, se suele hablar
de ti.
De tu pasado terciario,
de tus batallas,
de tus conquistas.
De esa oscuridad,
la que hace siglos
desembarco,
en este continente.
Hoy,
estas enferma.
Por la codicia,
de unos cuantos.
No por todos tus hijos,
solo por los innombrables.
Querida vieja...
Cada día,
con el norte, a mi espalda.
El sur,
en mi frente,
y mirando a la derecha,
percibo tu grandeza.
Se que estas ahí,
no olvidas a tu hijo.
Pero tú...
eres muy grande,
mi vieja
y amada ESPAÑA.
Firmado. oswen
2 comentarios:
Huelgan las palabras. Un fuerte abrazo Antonío
Muchas gracias, querido amigo Angel.
Un fuerte abrazo en la distancia, oswen.
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