Hablame de ti,
me decía
cada día mi mente,
sin otorgarle respuesta.
No tengas miedo,
soy tu interior,
soy tus pensamientos,
y me callé.
Pero un día,
esa voz
se cansó,
dejo de comunicarse.
Fue entonces,
cuando me di cuenta
que no escribía,
que ya no fluían
esas letras,
esos versos,
que creía míos.
Fue entonces,
cuando comprendí,
que somos dos,
que no estamos locos,
que tú me dictas
yo escribo.
Abre tu mente,
y escucha
tu voz interior.
Firmado. oswen
2 comentarios:
Para escribir necesitamos escuchar esa vocecita interna, esa nos dicta los mejores poemas.
Un abrazo Antonio.
Muchas gracias,Taty Cascada. Agradezco tu visita y comentario, un abrazo, Antonio.
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