jueves, 9 de diciembre de 2010

El espíritu navideño

Era se una vez, hace mucho tiempo, un niño que dejo de creer en la navidad.

 El niño se llamaba Jon, era de un pueblo muy pequeño al norte de España. 

Jon le decía a sus amigos que la navidad era un invento de la gente apoderada, porque la gente pobre como el, si no podían comprar los regalos nadie se los traería.

 Jon estaba muy desilusionado porque después de tantas cartas escritas y ninguna respuesta, ni regalo recibido ya no tenía ese espíritu.

 Jon a pesar de ser un niño de tan solo diez años era un niño muy inteligente, era el mayor de tres y el único barón.

 Jon con sus hermanas era diferente, solo con sus amigos demostraba esa desilusión, a sus hermanas, siempre les decía que las navidades eran especiales y que cuando todos cenaban juntos, ese era el regalo más importante, poder cenar todos alrededor de la mesa y sentir el calor del brasero entre risas, aunque solo fuesen unos días al año todos juntos.

 Ese año Jon se dio cuenta que sus hermanas ya eran conscientes de él significado de la navidad y a pesar de ser ante sus amigos un niño que no creía en la navidad, preparo para esas navidades con sus propias manos dos regalos, pues él era de una familia muy humilde y no podía comprarlos.

 Jon durante el verano fue recogiendo del bosque diferentes trozos de maderas gruesas y tallando dos muñecas de madera 

¡Preciosas!

Con trozos de manteles viejos, les hizo unos sencillos vestidos y con diferentes hilos de lana, les hizo el pelo. 

Tardo casi hasta el invierno en terminar su trabajo, pero contento porque le quedaron preciosas.

 Jon lo guardo todo en una pequeña cueva que había cerca de casa y donde él sabía que sus hermanas eran demasiado pequeñas para poder encontrarlas.

 El no lo sabía, pero su madre era consciente del trabajo que había realizado todo el verano y hasta finales del otoño principios del invierno.

 Ese año el padre de Jon, que era un leñador, tendría que retrasar su llegada casi hasta noche buena. Jon estaba un poco triste pero su madre, lo consolaba diciéndole que era mejor pues ese año traería más dinero a casa.

 Era la tarde de noche buena y el padre de Jon apareció fumando en su vieja pipa y con su gran petate al hombro.

 Jon estaba apartando la nieve de la entrada con una pequeña pala y salió corriendo a los brazos de su padre gritando

 ¡Madre, sal que aquí está ya padre! 

La madre salió y los tres entraron en casa contentos, mientras sus hermanas corrían al rededor del padre cantando y sonriendo. El padre de Jon estaba muy feliz por estar de vuelta en casa y empezó junto con la madre a preparar esa noche tan importante, noche buena. 

 La madre de Jon tenía todo preparado y mientras su padre sacaba unas ascuas del fuego para ponerlas en el brasero, Jon salió de casa para ir a buscar los regalos a la cueva. Por la ventana y abrazados, miraban los padres de Jon, como se alejaba de casa, mientras le contaba a su marido el trabajo que estaba haciendo para darles el regalo a sus hermanas.

 El padre se reía y a la vez se le caía una lágrima al darse cuenta que su pequeño Jon era ya un hombre cito.

 Cuando Jon, esta saliendo de la cueva, escucha la voz de un hombre mayor,

 ¡Jon, mira hacia arriba! 

Jon no era un niño que se asustase, pero se sorprendió al mirar y ver bajando entre la niebla y la poca claridad entre los árboles, un hombre mayor, un anciano con una mirada de una bondad, impresionante. Jon le pregunta 

¿Quién eres? 

El le responde, soy el que hace muchos años que te observa, que escucha como delante de tus amigos dices una cosa, pero luego con tus hermanas dices otra. Soy el representan te de la navidad, del espíritu y de la bondad.

 Tú querido Jon, a pesar de ser un niño tan pequeño, pues solo tienes diez años. Sabes cuales el verdadero espíritu de la navidad. Sabes que es el sacrificio y el trabajo el que compensa.

 Sabes que hay regalos que compra el dinero. Pero el que tu preparas para tus hermanas es el más importante. Esta construido con tu esfuerzo y con todo tu amor, ese regalo no te lo puedo traer yo. 

Yo te traigo el sentimiento de la navidad como tú lo describes, que es poder estar todos los seres queridos juntos y poder celebrar una cena juntos y en paz.

 Hoy soy yo quien viene a recoger mi regalo; Jon se queda perplejo y le dice yo no te prepare ningún regalo, si Jon tu sin saberlo preparaste dos regalos y el tercero eres tú, 

¡Yo! porque. 

 Porque le demostraste al mundo que no hace falta dinero cuando existe el amor, que la cantidad de regalos no es sinónimo de que en tu casa se leen bien tu carta. Que el regalo más importante es el amor, hoy yo vengo a llenar este saco de amor que tu me das y lo voy a repartir por el mundo, esos son mis regalos, entiendes Jon.

 Si, lo entiendo y comprendo, hoy cenaremos todos juntos y ese es un hermoso regalo, lo que les construí a mis hermanas es un presente de mi amor hacia ellas. 

Muchas gracias señor, que reparta hoy todo el amor que necesita el mundo.

 Jon fue a la casa y ceno con su familia en paz y armonía. 

Cada uno que saque su moraleja.

 

 Firmado: oswen


Para ti, lector/a

Te dedico estas palabras, a ti. !Tu¡  Que has llegado hasta aquí, navegando por cientos de paginas, leyendo miles de letras y divagando en l...