Mirando
al amor (Breve historia)
Bajo la tenue luz de una farola, descubrí tu hermosura.
Yo estaba en la acera de
enfrente.
Tú, te apoyaste en
la farola para acomodarte el zapato.
De repente mis
ojos vieron tu rostro, rostro que a pesar de la luz tenue brillaba de una forma
especial. Me acerque despacio pero con firmeza.
Tu llevabas un
hermoso vestido blanco.
Yo traje y corbata.
Al llegar a tu
altura te pregunte
¿Se encuentra
usted bien, señora?
Tú me contestaste
con voz suave y muy pausada ¡Si! amable caballero.
Yo nervioso y casi
tembloroso te dije.
¿Puedo ayudarle en
algo?
Tú me preguntaste ¿Cual
es su nombre, amable caballero?
¡Mi nombre!
Yo me llamo Antonio y
usted.
Parecía una escena
de una de esas películas de principios de siglo, esas películas de cine
americano de los años veinte.
Y entonces me
contestaste
¡Me llamo María!
En ese momento
supe que eras el amor de mi vida.
Transcurrieron días,
semanas y yo cada noche cuando salía del trabajo me paseaba delante de tu
tienda, esperando un solo momento para poder contemplarte.
En uno de mis
paseos frente a la tienda, me pareció que me mirabas y decidí tomar la
iniciativa y me dije...
¡De hoy no pasa!
Cuando saliste me
fui directo, casualidades de la vida, la cerradura no funcionaba bien y me
ofrecí a ayudarte, tú me sonreíste y me dijiste...
¡la cerradura no
funciona bien!
¡Yo te ayudo, María!
Y nervioso por la
situación tarde unos minutos pero conseguí cerrar y te entregue las llaves.
Nos quedamos unos
instantes callados mirándonos discreta mente y te dije,
¿Quieres que
tomemos un café?
Claro con los
nervios no pensé que no eran horas de café y tu muy elegante me dijiste,
- si quieres
cenamos primero y después tomamos el café-
Yo te sonreí y en ese
momento me di cuenta que estaba más nervioso de lo normal.
Nos dirigimos a un
pequeño restaurante donde por aquellos entonces solían ir escritores y gente
del mundo del teatro.
La verdad, era una noche
especial porque María estaba preciosa y el ambiente del restaurante lo hacía
más propicio para una velada romántica.
Recuerdo que
mientras estábamos tomando el vino, por cierto una cosecha excelente de un vino
tinto que elegiste tú, sonaba el concierto de Aranjuez. Eso lo hacía más
especial aún porque era todo perfecto la luz, el ambiente, la música y tu
compañía, creo que hasta el mismo don Paco de Lucía se habría inclinada ante
tanta belleza.
Terminando la cena
y a la hora del café, me puse nervioso porque no quería que terminase ese día,
preocupado por la hora y aprovechando que fuiste al servicio le pregunte al
camarero si era muy tarde, el señor muy educado y con una impecable cortesía me
dijo,
¡No señor, ahora termina
el teatro y los actores siempre vienen a tomar unos vinos!
Que alegría me dio
el camarero. Aquella sobre mese fue impresionante, coincidimos en todo, música,
cine, teatro y hasta en nuestras lecturas.
Yo miraba a María casi
encantado muy emocionado y al rato me dijo
¡Se hace tarde
Antonio!
Esta bien María te
acompaño hasta tu casa y paseamos un ratito.
Y así hicimos, salimos
del restaurante y la noche era casi de hermosa como María, caminamos por el
parque hasta la plaza y me dijo,
¡Ahí en frente vivo
Antonio!
Yo no quería que
llegase ese momento, pero era evidente que llegaría, entonces la agarré de la
mano y nos miramos frente a frente sin decirnos nada, simple mente la abrace y
ella inclino su cabeza en mi hombro, note como el corazón me latía a mil por
hora y se giró, sentí que la tenía que besar y la bese, fue un beso dulce y
largo, sus labios eran preciosos, perfectos y su mirada era un poema.
Me dijo, Antonio hoy ha
sido un día muy especial para mí porque lo he pasado muy bien contigo, creo que
eres un hombre bueno y me gustaría que esto sea solo el principio.
Yo estaba en las nubes y
le dije...
¡María eres una mujer
muy hermosa, sintió algo muy fuerte por ti!
Entonces comprendí
cual era el significado del amor.
Mientras te
alejabas yo estaba emocionado, feliz y enamorado.
Creo que contaría hasta
los minutos que faltan para vernos de nuevo.
Ese día descubrí
el amor y la ternura del primer beso.
Firmado: oswen